QUE CONSIDERA EL CIELO SU HOGAR

Cuando Ud. conozca mejor a los adventistas, descubrirá que generalmente son gente feliz. Es verdad que toman su religión en serio, leen la Biblia, oran, van a la iglesia y participan en diversos tipos de actividades misioneras; pero eso no los hace tristes ni ásperos. Por el contrario, poseen un alegría notable que es, además, muy contagiosa. Hay dos razones principales que explican esta actitud esperanzada y feliz frente a la vida. En primer lugar, su fe en Dios, que les produce una confianza absoluta en su guía y dirección. En segundo lugar, un sentimiento de certeza acerca del futuro. Teniendo el plano de la profecía en la mano, ellos contemplan los años por venir sin vacilación y "saludan el futuro con alegría".

Los adventistas figuran entre la poca gente del mundo actual que no vive asustada por las bombas de hidrógeno, las plataformas del espacio ni los cohetes intercontinentales. no viven perturbados por los informes acerca de lo que están haciendo o pueden hacer las grandes potencias, ni en el curso que puedan tomar los eventos internacionales en el Lejano Oriente, Palestina, Turquía o la Ciudad del Vaticano. Todo eso les interesa, pero no les preocupa porque lo interpretan como señales de los tiempos, que anuncian la proximidad del fin de la historia y la segunda venida de Cristo.

Su actitud hacia los asuntos internacionales no es semejante a la que se atribuya al avestruz, de ignorar la realidad enterrando la cabeza en la arena, sino más bien a la del águila que examina el lejano horizonte en busca de las cosas que se avecinan.

Basados en su estudio de las profecías de la Biblia, los adventistas del séptimo día están convencidos de que los reinos de los hombres ha han completado su curso y no tardarán en dar lugar al reino de Dios, que pronto los gobernantes del mundo deberán rendir su cetro a Jesucristo, que de entonces en adelante "el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo!". (Daniel 7:27)

Los adventistas esperan este desenlace feliz de la larga controversia entre el bien y el mal. Confían en que la lucha milenaria podrá terminar solamente con el triunfo del Hombre de Galilea. Con igual certeza, creen que todos los que le aman y sirven fielmente compartirán su victoria final. Valoran mucho esta promesa en relación con los poderes del mal que habrá sobre la tierra con el tiempo del fin :"Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados elegidos y fieles"(Apocalipsis 17:14).

Seguridad muy consoladora es en verdad esto. Los que están "con él ahora " estarán "con él por toda la eternidad". Los que le son fieles en esta vida, compartirán el hogar eterno y maravilloso que él está preparando para los que le aman."Bienaventurados los que guardan sus mandamientos para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad" (Apocalipsis 22:14).


En todas estas preciosas promesas los adventista ven esperanza para el futuro. A pesar de sus flaquezas, anhelan ser hijos de Dios y complacerlo en todas las cosas. Oran constantemente para pedir una experiencia espiritual cada vez más profunda. Su más ardiente anhelo es caminar con Dios día tras día, servirlo de todo corazón y dar a él "la más plena medida de su devoción", seguros de que al fin su hogar será el cielo.

Y para los tales será: porque el propósito final del plan divino de redención es dar a los hombres y mujeres salvados por la gracia de Dios, un hogar en el reino eterno. La tierra maravillosa del futuro será poblada, no con una super raza de seres que nunca conocieron el pecado, sino con "grandes pecadores salvados por una gran gracia". Cuando Cristo reveló al mundo el secreto más sublime del cielo - que "de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito , para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna" - sabía que estaba así invitando a los más humildes y a los más degradados a compartir la eternidad con él. A todos ofreció la vida eterna, una vida igual a la suya; una vida que, como la luz de las estrellas , debería durar para siempre.

Esta provisión maravillosa para la felicidad futura del hombre está al alcance de todo el que la quiera aceptar: para Ud., para mí, Dios quiere que nos apropiemos de sus promesas y las apliquemos a nosotros mismos.


¿Creen entonces los adventistas que habrá otra vida después de ésta, aún después de la tumba? Si, lo creen; pero no creen que se iniciará inmediatamente después de la muerte, sino en el momento de la resurrección cuando Cristo venga en su gloria a despertar a los santos que duermen a fin de llevarlos consigo (Véase San Juan 5:28,29 y San Mateo 24:31), En aquél día feliz "los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1ª Tesalonicenses 4:16,17)

Dijo más el apóstol San Pablo :"No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados... Entonces se cumplirá la palabra que está escrita ;:Sorbida es la muerte en victoria"(1ª Corintios 15:51-54).

En estas maravillosas palabras Dios quita el aguijón de la muerte y alivia a los deudos que lo han sufrido. No solamente promete la resurrección, sino la reunión; anuncia que los seres amados se encontrarán otra vez y vivirán para siempre con su Señor. Y aquí los portales de los cielos comienzan a abrirse para que podamos tener una vislumbre de la gloria del más allá. Podemos ver que no será una vacuidad etérea en que espíritus insustanciales toquen arpas sobre nubes
imaginarias. Será un hogar real para personas reales que se reconocen a  unas a otras, que sonrían, rían y canten para expresar el gozo de  que disfrutarán.

Dios no defraudará a su pueblo que ha defendido su causa a través de los siglos. Recordará a cuantos se han mantenido firmes de parte de la verdad, al defender la cual ha sufrido o muerto. No olvidará las promesas que ha hecho a sus hijos; por lo tanto, no los levantará de la tumba para que lleven una existencia vana, sin provecho y sin satisfacciones. Mas bien, hará que cada momento de su vida nueva sea más maravilloso de lo que ahora pueden imaginar siguiera. Les dará cuerpos fuertes y hermosos sin rastro alguno de enfermedad, tan sustanciales, reales y reconocibles como fue el cuerpo resucitado del Señor. Tendrán moradas verdaderas y encontrarán tareas en las cuales emplear sus abundantes e inagotables energías. "Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas y comerán el fruto de ellas"(Isaías 65:21) Esto no quiere decir que los redimidos pasarán la eternidad edificando casas y plantando viñas, sino que tendrán siempre la mente y la mano ocupadas en actividades interesantes.

En las palabras del apóstol San Pablo,  "cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman"(1ª Corintios 2:9) Verdaderamente, no se ha dicho siquiera la mitad de los goces que los redimidos de Dios encontrarán en el hogar eterno que él está
preparando para ellos. Nadie ha imaginado siquiera la décima pare de esas glorias, ni la variedad infinita de intereses y delicias que se desarrollarán incesantemente a través de las edades por venir.

Puesto que no habrá pecado allá- ya que el mismo deseo del mal será eliminado del corazón de los redimidos, no habrá más muerte. Por lo tanto, no habrá más separaciones, ni lágrimas."Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron"(Apocalipsis 21:4)

Por todas partes habrá belleza, arte y música. Maravilloso será unirse al "Coro Aleluya" del cielo para cantar con la hueste angélica: "Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos"(Apocalipsis 5:13)

Suprema entre todas las satisfacciones del cielo será la presencia continua de Jesús, que vivirá para siempre con los redimidos, quienes "verán su rostro, y su nombre estará escrito en sus frentes" (Apocalipsis 22:4). Rey de una tierra no dividida y amado por todo su  pueblo, él guiará a sus redimidos y los relacionará más plenamente con la largura, la anchura , la altura y la profundidad de la sabiduría y el amor de Dios.

Tales son algunas de las glorias de la patria futura de los santos. ¿Le gustaría compartirlas con ellos? ¿Le gustaría vivir en una tierra donde no habrá tristeza, ni dolor, ni preocupación, sino sólo felicidad sin fin? ¿Le gustaría vivir donde no habrá temor ni ansiedad, sino paz ininterrumpida a través de años sin cuento? ¿Le gustaría estar donde todos disfrutarán de juventud radiante y gloriosa, y nadie envejecerá' Podrá hacerlo, si lo desea. Todo cuanto necesita hacer es decir a Jesús que Ud. lo ama; que Ud. desea entregarle el corazón, ahora y para siempre.

Si Ud. hace esto -si se aparta de sus pecados y el egoísmo para servir al Señor- habrá tomado la decisión más sabia y maravillosa de su vida. De ese momento en adelante Ud. será bienvenido a la familia de Dios; Ud. se encontrará en camino de la tierra de gloria, y el cielo será su hogar.

Ud. no necesita viajar solo, porque esa misma es la esperanza de sus amigos. los adventistas. Esa es la tierra de sus sueños. Ellos se dirigen al mismo lugar
.¿Por que no va con ellos? Les complacerá la compañía de Ud. Amistosamente le dicen, en las palabras de Moisés a Jetro:"Nosotros partimos para el lugar del cual Jehová ha dicho: Yo os lo daré. Ven con nosotros, y te haremos bien" (Números 10:29)

Ultima actualizacion 04.10.09